¿Reconoces esta torre? Tal vez no la identifiques a primera vista. Se trata del palomar en donde se refugió Tita, la protagonista de Como agua para chocolate, el día en que descubrió que su sobrinito había muerto. Está situado en el antiguo ejido de San Isidro, Coahuila. (Fotografía de María Dolores Bolívar)

Monday, November 27, 2006

Motivo para que nuestro oficio se entristezca

Por María Dolores Bolívar

Este 23 de noviembre el periodismo mexicano perdió a un grande que se opuso desde todos los frentes a la corrupción que ha llevado a nuestro país por el camino de su crisis actual. Sin filosofías complicadas ni frases rimbombantes J. Jesús Blancornelas se dedicó a reportar la realidad, como testigo que era, en tiempos negros. Y tuvo el valor de no quitar, literalmente, el dedo del renglón. Semana a semana apareció el desplegado condenando a los sicarios que le quitaron la vida al gato Félix y, después, a Francisco Ortiz Franco.

Yo lo admiraba mucho a Chucho, a quien con confianza nos referíamos todos los de mi generación. El fue como un maestro cuya materia, de haberse impartido formalmente, habría sido la honestidad. Ser honesto no es fácil en el oficio periodístico, pero Blancornelas tenía la doble virtud de ser honesto e implacable con los que no lo eran. Con esas dos virtudes habría bastado, pero él era además un hombre de análisis y reflexión lúcidos. Su lucidez y habilidad para decir las cosas lo llevaron a convertirse en un hombre peligroso. El sabía que sus días estaban contados y los vivió a cabalidad denunciando los nexos entre gobierno y narco. Para él, la manera como funciona el narco en México, con casi total impunidad, no era sino el síntoma fatal de regímenes a los que había que combatir, de frente.

Y así, de frente, peleó siempre. Su semanario es ejemplo de persistencia, honestidad, pasión y compromiso con su oficio.

Pero Chucho contaba con algo más agudo y valioso, el humor. Su gran sentido del humor, tal vez, fue su chaleco parabalas. Pocas plumas en México han dominado el humor entreverado con palabras serias. El humor de Blancornelas no era un humor negro. Era humor que abordaba una realidad negra… a manera de talismán de vida.

Evoco la última comunicación que intercambié con él, que respondía a quienes lo buscaban con la sencillez y la gracia de quien corresponde con un amigo. En aquella ocasión yo había dedicado mi columna a un comentario acerca de un dato expuesto por don Jesús en su columna semanal en un texto titulado “Títulos sin estudiar”. Se refería en aquel texto, de pasada, al título patito de una funcionaria de Zacatecas. La coincidencia con ese mundo interior de México me llamó a reflexionar y le envié mi texto, que ahondaba en el asunto, acaso deseosa de recibir su aprobación. La respuesta no se hizo esperar. Al día siguiente me respondió y yo me sentí muy feliz al saber que leía mis comunicaciones. ¡Vaya honor! Aquí transcribo el texto en cuestión, tan solo para transportarme, a manera de ensoñación, hacia aquel último momento de intercambio con una de las mentes más lúcidas de las que habremos de tener noticia, por largo tiempo.

* * *

¿En qué se habría doctorado Sancho Panza?

Por María Dolores Bolívar

En Zacatecas dolió el callo a Esperanza Avalos. Ocurre que la susodicha ostenta un doctorado (¿patito?) de la Pacific Western University y hoy refuta lo dicho por Jesús Blancornelas en La Crónica.

Aclara Esperanza Avalos obtención de doctorado (Periódico Imagen)

¡Conciencia tranquila!

La doctora Ávalos reclamó espacio en la prensa para replicar indignada que obtuvo, indeed, título doctoral de empresa universitaria que doctora “sin asistir a clases de forma regular” y cuya oferta educativa, vía Internet, “permite la compra de material necesario y la presentación de trabajos”.

Ávalos dice, incluso, que sus estudios “están registrados ante las autoridades educativas en Estados Unidos y en la Secretaría de Salud (SSA)”.


Sin ambages declara “estoy al frente de los Servicios de Salud y no me dedico a ninguna actividad política”. Y puntualiza con acierto,
”el contar o no con un doctorado no es un requisito indispensable para cubrir algún cargo de primer nivel en el gobierno estatal.”

Doctorada con tesis “Desmosonosis y Autoinmunidad”

Me dirigí al sitio web de la PWU. Busqué en la lista de académicos los nombres de quienes habrían dirigido tal tesis (¿médicos, microbiólogos?). Vaya de muestra este botón:

Eric Heckscher, Ph.D.
Foreign Language Administration
D.Sc. Psychology, Université de Montréal
B.Sc. Psychology, Stanford University
Diploma, Applied Linguistics, Institut Colonial et Commercial de Bruxelles

No se afirma que Eric tenga doctorado, sólo las siglas Ph.D. Tal vez sólo se llame Philip Desmond. Analicemos sus otros títulos: D. Sc Psychology, por la Universidad de Montreal. D ¿será diplomado por allá? Luego tiene B. Sc, también en Psicología, por Stanford University ¿Se refiere a B.S, en Ciencias? ¿Hizo acaso Pre Med (premedicina)? Nadie que concluyó Pre Med en Stanford diría tener un B.Sc. Para sorpresa mía, no sigue un doctorado sino otro “Diploma”, en Lingüística Aplicada, por el Institut Colonial et Comercial de Bruxelles (les debo el dato pues al parecer no existe). Heckscher aparece como profesor y como Adjunct Faculty, o sea profesor de asignatura (sin planta, doble rol). Ahí dice:

ERIC E. HECKSCHER, Ph.D.
Beverly Hills, CA
Psychology, Social Sciences, Humanities, Behavioral Sciences, Education
Education Administration, Management, Public Administration, Engineering Management

¡Orale! Dr. Heckscher imparte cátedra en psicología, ciencias sociales, humanidades, ciencias del comportamiento, educación, administración educativa, administración, administración pública y administración de ingeniería (whatever that means). No se sabe si es doctorado por Beverly Hills, CA o si ahí vive. NO puedo sino preguntarme ¿cómo asesoraría a la doctora Avalos, quien, a distancia, realizó y compró materiales para la realización de la tesis “Desmosonosis y Autoinmumindad”, alguien que jamás habrá atendido caso alguno de autoinmunidad?

Por cierto, Desmosonosis no existe, ni en el diccionario de la Real Academia del Español, ni en ningún otro diccionario, incluídos los de medicina, términos médicos y hasta el común Manual Merck

Ya de puntillosa y enfadosa, busqué si había otro profesor médico, microbiólogo o científico digno de ese comité doctoral y encontré a TAE WHA KANG, también “Ph.D” por West Covina, CA, quien con tal aval imparte las epecialidades de Biología, Tecnología Médica, Biología Molecular y Microbiología. Ningún hijo de vecino resultó este señor, salvo por el detalle de que en West Covina no hay una universidad con ese nombre, ni menos una que tenga la alta misión de preparar microbiólogos.


He aquí la lista de universidades cercanas a West Covina:
Citrus, Mount San Antonio, Rio Hondo, Whittier y Pasadena, todas en la categoría del Community College (universidades que sólo imparten los dos primeros años de estudios o el llamado “tronco común” y nunca un doctorado.) La lista crece cuando solicitamos las universidades ubicadas en un radio mayor, de varias millas, Azusa Pacific, Cal Poly, Calstate Fullerton, Claremont McKenna, Claremont School of Theology, Immaculate Heart College, Occidental College, Osteopathic School of Medicine, Pitzer College, Royken College, University of La Verne y Woodbury University. No existen West Covina State, UC West Covina o West Covina University.

De títulos a títulos

Otras preguntas quedan: ¿Por qué registró Avalos su título en la SSA y ante autoridades de Estados Unidos y no sacó su registro de profesiones o el certificado de equivalencias en la Secretaría de Educación Pública? Andaba desorientada o elude de ese modo demostrar que se brincó el trámite de la revalidación.

Como ella bien aclara “la Pacific Western University es una organización educativa que otorga la posibilidad de doctorarse sin la necesidad de asistir a clases de forma regular”, algo que muchos querrían ver convertirse en política educativa de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) o ya lo es.

Cierto es que no se requiere que tenga doctorado para ocupar un cargo público, así hubiese sido ése el criterio de Amalia García al verse deslumbrada por la trayectoria de Ávalos, ella que tal vez no haya concluido su propia licenciatura. Por el estilo estarán las distintas carteras: En la subsecretaría de gobierno, donde se requiere a alguien que sepa de comunidades y necesidades del pueblo, hay uno de la capital, que hasta ahora no había pisado el campo. En agricultura uno que no distingue entre raya de zebra y mancha de vaca. La señorita de Finanzas posa desnuda para un pasquín local, la de Turismo y cultura escribe Zacatecas con “s”, la síndica del ayuntamiento de Zacatecas, impuesta por la cúpula del partido de la gobernadora, se adueñó del legado de Manuel M. Ponce y lo mantuvo y usufructuó por años en su casa. A nadie extrañaría ya que salgan con que tienen doctorado “honoris causa” de Moldavia o de Zetina en Bakersfield. Y no habría más que contar el número de tesinas que declara Ricardo Monreal Avila, exgobernador, en su currículo, encaminadas éstas a obtener el doctorado de la UNAM, que cursó, según describió él mismo para la prensa, durante doce años que se desempeñó en cargos públicos que incluyeron el senado y una gubernatura.

Francamente, lo que me extraña es que Ávalos no cuente con un título doctoral de la UAZ, institución local que los prodiga, también sin asistencia regular, a diestra y siniestra; o en la Complutense de Madrid, institución que avasalla en record de zacatecanos doctorados por allá, más que madrileños o que cualquier otra nacionalidad.

Y el comentario que me enviara Jesús Blancornelas, hoy mi tesoro:

Gracias por su amable correo y datos. Ahonda más que mi amigo informante. Ese si con maestría y doctorado reconocidos. Tanto así que está en las Naciones Unidas.
Le solicito autorización para utilizar parcial o totalmente su texto en el futuro.
A la vez una pregunta: ¿Donde leyó mi artículo? En Zacatecas los periódicos no me quieren.
Saludos cordiales.
J. Jesús Blancornelas.

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